LA CARCEL Y LA ADICCION: MAS DEL 60% DE RECLUSOS CON ALGUNA DEPENDENCIA SUFRE ANSIEDAD Y EN TORNO AL 40 % TOMA ANSIOLITICOS

El estudio de UNAD es el primero que toma una perspectiva de género en el ámbito de las adicciones en prisión. Hace hincapié en los problemas de salud mental, entre los que la ansiedad y la claustrofobia son los más comunes. “Para no recaer en una adicción es clave tomar conciencia de cuáles son los factores que la desencadenan".

La Red de Atención a las Adicciones (UNAD), en colaboración con la Universidad del País Vasco, ha publicado un estudio en el que se aborda la situación de las personas con adicciones en las cárceles de España. La investigación revela que el 73% de las mujeres presas adictas sufre ataques de ansiedad, frente al 50,8% de los hombres. Pero aún más encuestados afirman sentir ansiedad contenida -el 83,6% de las mujeres y el 71,4% de los hombres-. Entre estos sujetos, el 48,9% de las mujeres consumen ansiolíticos, cifra que baja del 40% en el caso de los presos.

Por primera vez en España, este estudio financiado por el Ministerio de Derechos Sociales ahonda en la situación específica de las reclusas adictas desde una perspectiva de género. Ha revelado, en este sentido, que el 32% de ellas sufre una enfermedad mental -frente al 23,2% de los hombres- y que la mitad consumió ansiolíticos en el último año, siendo esta la segunda sustancia más presente en este grupo de personas después del tabaco.

Los hombres adictos en las cárceles, sin embargo, consumen principalmente cannabis (47,5%), alcohol (39,89%) y cocaína (38,4%). Las sustancias más consumidas son, por este orden, el tabaco, el cannabis, el alcohol, la cocaína, los ansiolíticos, la heroína, el crack, la metadona, el éxtasis y las anfetaminas. El 65% de los participantes no recibe un tratamiento para frenar el consumo de drogas

El estudio realizado por UNAD ahonda en el perfil de estos sujetos marcados por la pobreza, la exclusión social, la violencia y un escaso nivel educativo que desembocan en graves problemas de salud mental. Según ha señalado Carmen Martínez, vicepresidenta de la entidad, el perfil mayoritario de los encuestados “tiene antecedentes de consumo en la familia y manifiesta problemas para encontrar un recurso habitacional al salir de prisión”. “Es un perfil al que la exclusión ha llevado a la cárcel”. La vicepresidenta ha recalcado que “es necesario impulsar políticas sociales”, especialmente en el caso de las mujeres, que viven una situación de “mayor vulnerabilidad”.

Los hombres encuestados tienen una media de 39 años de edad (cuatro más que en la encuesta que UNAD realizó en 2008), es de nacionalidad española y cuenta con estudios primarios. Uno de cada nueve no cuenta con un lugar en el que vivir cuando salga de prisión. En  cuanto a las mujeres, la edad media se sitúa en los 41 años y son mayoritariamente españolas con estudios primarios. El acceso a la vivienda es aún más difícil en su caso, pues solo una de cada seis puede acceder a una al salir de la cárcel.

Otro de los asuntos preocupantes es que el 74,8% de estas mujeres ha sufrido malos tratos físicos a lo largo de su vida, frente a un 45% de los hombres encuestados. En el caso de los abusos o agresiones sexuales, la cifra se eleva hasta el 45,3% de las mujeres. Sobre los delitos que llevan a estas personas a prisión, el informe revela que atentan, en su mayoría, contra el patrimonio y la salud pública.

Uno de cada cuatro adictos en prisión afirma tener una enfermedad mental diagnosticada, circunstancia que asciende hasta el 32% en el caso de las mujeres, según pone en relieve la investigación. Además, el tipo de enfermedad varía según el género, de forma que los hombres sufren principalmente esquizofrenia (21,4%) y las mujeres presentan un altísimo índice de trastorno depresivo (35,1%). Pero entre los diagnosticados no es común recibir un tratamiento. El 47% señala que nunca ha acudido a un psicólogo o psiquiatra.

En cuanto a los problemas psicológicos no diagnosticados, las mujeres están por encima en todos ellos a excepción de la agresividad. Especialmente destacan por sufrir ataques de ansiedad (hasta el 73% de ellas los padecen frente al 53% de los hombres). Entre los problemas más comunes de las personas en prisión están la ansiedad contenida, la claustrofobia, las depresiones, el aislamiento de la familia, los ataques de ansiedad, la agresividad o los desequilibrios mentales.

Durante el acto de presentación del estudio, el presidente de la red UNAD, Luciano Poyato, ha insistido en la necesidad de promover cambios en el sistema penitenciario español que admitan “una realidad evidente”, que la cárcel “no es el lugar, ni la respuesta de las personas con problemas de adicciones”. “Tenemos que avanzar hacia una sociedad más justa teniendo en cuenta las necesidades de las personas presas y los condicionantes que les influyen en el delito”, ha subrayado.

Esta investigación se ha realizado, según ha podido relatar la propia Carmen Martínez durante el acto de presentación, con ánimo de exponer la realidad de los presos con adicciones y motivar cambios incidiendo en las “políticas sociales”. “La situación de estas personas debe hacernos pensar qué es lo que estamos haciendo como sociedad con el entorno social desfavorecido y debe conducirnos a repensar nuestro sistema penal y a dar pasos en la mejora del sistema penitenciario“, recoge el informe.

Las evidencias recogidas demuestran, a juicio de la UNAD, que los poderes públicos están fallando en la promoción de la igualdad efectiva y en la protección de las familias y personas en situación de vulnerabilidad. Lo que lleva al estudio a concluir que “es preciso incidir en políticas sociales que persigan realmente la igualdad y es urgente poner freno a las tendencias neoliberales que empujan a un vaciamiento del Estado de Bienestar”.

 

 

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